Los dominicanos generalmente damos poca importancia a nuestros hombres
de ciencia, quizás por la creencia de muchos de que el país no ha tenido
ni tiene científicos. Se trata de un grave error, pues sí los ha habido
y los hay; lo que pasa es que casi siempre las mentes brillantes suelen
escudarse en la humildad, sin alardes, algo propio de los genios.
En
esta ocasión nos referimos al agrimensor, médico, botánico y alpinista
que fue el doctor Miguel Canela Lázaro, nativo de Santiago, quien
durante su permanencia en París, a partir de 1928, fue el descubridor
del "ligamento superficial íleo-articular del ligamento sacro-ilíaco
posterior", que hoy día lleva el nombre de Hakim-Canela. Pero, además,
este científico dominicano descubrió en el pie del ser humano lo que
actualmente los médicos conocen como "ligamento
peroneano-astrágalo-calcáneo", descrito con el nombre de
Rouviere-Canela. Rouviere era su profesor. El doctor Canela solo aceptó
que el ligamento llevara su nombre si su maestro aprobaba incluir el
suyo. Tal era su modestia.
El descubrimiento del ligamento en el
pie creó gran euforia entre la clase médica mundial, hasta el punto que
el doctor Canela Lázaro recibió el encargo de la Escuela de Medicina y
del Departamento de Anatomía de la Universidad de la Sorbona, de
comprobar la veracidad, importancia y relevancia de trabajos efectuados
por anatomistas alemanes en las cadenas linfáticas y conexiones
ganglionares del útero y ovarios. El propio doctor Rouviere escogió al
dominicano para confirmar si era posible mejorar el trabajo de los
germanos. Con ese motivo, viajó a Berlín, donde presentó su minucioso
estudio que sorprendió y causó impacto no solo porque comprobó lo
expuesto por los alemanes "sino que dejó demostrado que las conexiones
linfáticas iban más allá de donde los alemanes sospechaban".
El
Gobierno de Francia le ofreció a este sabio dominicano el título de
"Hombre de Ciencia", pero lo rechazó porque tendría que renunciar a la
nacionalidad dominicana, algo que nunca tuvo en sus planes.
Canela
Lázaro, en cuanto a su personalidad, incluso físicamente, se parecía un
poco a Joaquín Balaguer: tímido, prudente, siempre sumido en sus
propios pensamientos, amante de la naturaleza, no fumaba ni bebía;
tampoco contrajo matrimonio, pues cuando tenía todo preparado para su
boda en Francia, su novia murió durante un bombardeo alemán durante la
Segunda Guerra Mundial y él se hizo a si mismo la promesa de no casarse
jamás. No tuvo hijos, contrario a Balaguer.
La vida y obra del
doctor Canela Lázaro está descrita en un libro de 273 páginas que
escribió ese maestro de la psiquiatría dominicana, el padre de ella si
se quiere, nuestro inolvidable amigo Antonio Zaglul, Toñito,
(1920-1996), quien demás fue diplomático y autor del libro Mis 500
locos, que describe la vida del manicomio de Nigua que llegó a dirigir.
En realidad, eran 503, pero Zaglul resumía diciendo "mis 500 locos".
En
el libro Ciencia & Humildad, que detalla la vida del doctor Canela
Lázaro, su colega Zaglul dice: "Su amor por la ciencia y el alpinismo,
su labor tan útil como callada y anónima de ir marcando los pinos a filo
de machete para trazar la ruta que debía seguir todo el que quiera
escalar todos nuestros altos picos sin perder el rumbo, el abrir trochas
en pleno macizos de la Sierra Atravesada y de la Cordillera Central,
dejando su consultorio de médico y gastando dinero, tiempo y salud, la
exquisitez de su espíritu y la más alta de todas las virtudes, el
desinterés, le dan derecho a ostentar el título de Máximo Deportista
Dominicano".
Es que el doctor Canela Lázaro era también
alpinista. En 1920, ejecutó medulares trabajos en torno al estudio de la
conformación fisiográfica del macizo donde nacen y se forman los dos
ríos Yaque del Norte y Yaque del Sur. Expuso también informes sobre las
mediciones de nuestras más importantes elevaciones geográficas, los
picos Yaque, La Pelona, La Rusilla, Pico del Gallo, Culo de Maco, Quita
Espuela, Diego de Ocampo y otros.
En 1924, según dice Zaglul,
junto al licenciado Juan Bautista Pérez Rancier "realiza la mensura y la
delimitación del Vedado del Yaque, siendo este acontecer considerado
como el primer grito de alarma sobre lo que estaba sucediendo en
aquellos sagrados sitios. La indiscriminada tala de árboles de nuestros
bosques, la constante ardentía de nuestros pinares, de nuestras
reservas, la devastación comercializada de las principales cuencas de
los ríos que bañan y dan vida al Valle del Cibao y por ende a la
República, todo esto y más fue expuesto en secuencia bi-anual por Canela
Lázaro y Pérez Rancier, hasta el extremo que llegó a motivar al
periódico La Información de Santiago a que llamara la atención del país
en varios soberbios y alarmantes editoriales en mayo y junio de 1924".
"Los
afanes de Canela iban de la medicina a la botánica y de allí encontraba
el máximo de satisfacción en aquella época en el sueño lejano de evitar
a toda costa la depredación inmisericorde de los recursos naturales del
país", dice la biografía que escribió Zaglul.
Canela Lázaro
nació el 29 de septiembre de 1894, hijo de los esposos Pedro Canela,
nacido en Santiago y Dolores Lázaro, nacida en España. Se graduó de
bachiller con notas meritorias en la Escuela Normal de Santiago en 1911 y
de Maestro Normal el 2 de febrero de 1912. Su primer cargo lo desempeñó
como director de la Escuela de Varones de Salcedo, pueblo al que
estaría ligado por el resto de sus días al convertirse en hijo adoptivo
de su segunda patria chica. En vida siempre insistió en que sus últimos
restos fueran enterrados en esa ciudad, como en efecto ocurrió. En 1914
hasta 1916 estudia matemáticas en la Universidad de Santo Domingo, hoy
autónoma, donde logró el título de agrimensor, para luego ampliar por un
año sus estudios y optar por el título de ingeniero agrimensor.
En
1921 ingresó de nuevo a la Universidad para estudiar medicina,
obteniendo la licenciatura en 1924 con notas y calificaciones de
sobresalientes méritos. Ejerció su profesión en Salcedo y San Francisco
de Macorís y aprendió cirugía de otro maestro: el doctor Pascasio
Toribio. Hizo también amistad con otro genio dominicano de la medicina,
el oncólogo doctor Heriberto Pieter, a quien el autor de este artículo
logró entrevistar a pesar de la renuencia del médico a conceder
entrevistas.
En 1928 viajó a París. En el hospital Necker, además
de anatomía pura y simple, hizo anatomía patológica, como se comprueba
por su trabajo sobre la tuberculosis renal. Era el discípulo preferido
del profesor Rouviere, quien puso a disposición su laboratorio para que
el dominicano realizara sus investigaciones.
En 1945, tras su
retorno de París, fue designado director del recién creado Instituto de
Anatomía de la Universidad de Santo Domingo. El profesor André Sicard,
de la Facultad de Medicina de la Universidad de París, le escribió
diciéndole que no lo felicitaba por su designación, sino a la
Universidad "por la valiosa adquisición que había hecho".
Entre
1953 y 1954 ocupó altos cargos relacionados con los asuntos forestales, a
tal punto que personalmente redactó la Ley 3841 que el 22 de mayo de
1954 creó la Reserva Natural Integral que abarcó una región que quedaba
entre el Vedado del Yaque y el Parque Nacional J. Armando Bermúdez. Tras
la muerte de Trujillo, el doctor Pérez Rancier propuso que la otra
cumbre de la cordillera bautizada con el nombre de Pico Duarte, es decir
La Pelona o Rusilla, "con justicia podría dársele el nombre de Miguel
Canela Lázaro".
En 1970, el Gobierno del doctor Balaguer le
concedió la Orden Heráldica de Cristóbal Colón, en el Grado de
Caballero, pero Canela Lázaro nunca compareció a recibir tal distinción.
El 25 de agosto de 1970, mediante Ley, el Gobierno le concedió una
pensión de 200 pesos mensuales. En 1985 el Poder Ejecutivo creó la
Medalla de Oro Miguel Canela Lázaro, para ser otorgada cada Día del
Árbol a los centros educativos públicos y privados que se destacaran en
sus esfuerzos por la reforestación nacional. Solamente la Universidad
Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) recibió tal distinción en 1986 y,
que se sepa, no ha sido concedido posteriormente.
El 3 de julio
de 1996, el Poder Ejecutivo creó, mediante Decreto No. 233/96, la
Reserva Científica Dr. Miguel Canela Lázaro, "destinada a proteger los
valores ecológicos de las montañas Guaconejo y El Calvario, así como los
numerosos manantiales que allí nacen para abastecer los ríos Nagua y
Boba, y las especies del bosque pluvial virgen existentes en áreas aún
desconocidas para la ciencia".
El doctor Canela Lázaro murió el
1ro. de diciembre de 1977 en Santo Domingo y fue sepultado en Salcedo,
como siempre fue su deseo.
Su hermano Ramón comentó que si en
algo falló la familia, fue en no tratar de que fuera sepultado "en una
de nuestras empinadas lomas, quizás a la orilla de alguno de esos
cientos y cientos de arroyos por cuya supervivencia soñó", como escribió
su sobrino el también doctor Ramón Canela Escaño.
Creo que
alguna de nuestras Universidades debería crear sendas cátedras, una de
Anatomía y otra de Ecología, con el nombre de este gran científico
dominicano poco conocido. O crear un Premio de Ecología para el mejor
trabajo anual sobre nuestros Recursos Naturales, tarea en la que estoy
seguro colaboraría el Gobierno Dominicano a través de la Secretaría de
Medio Ambiente y Recursos Naturales.
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